Encontramos la conmovedora historia de Bartimeo, un ciego que, al escuchar que Jesús pasaba cerca, gritó con insistencia: «Hijo de David, ten compasión de mí». Una ceguera espiritual profunda Lo notable del ciego Bartimeo no es solo su ceguera física, sino su profundo deseo de ver. A menudo, nos encontramos espiritualmente ciegos, incapaces de ver
Hoy, nuevamente, Jesús trastoca nuestros esquemas personales. Es directo en su hablar y en su mensaje: “El Hijo del hombre ha venido a servir y a dar su vida”. ¿A quién no le gusta ser servido? Más aún, ¡cómo nos gusta estar bien servidos! Pensemos, por ejemplo, en lo agradable que nos resulta la eficacia,
El evangelio de este domingo es uno de los más hermosos, sobre todo para los que trabajamos con los jóvenes. En este encuentro se menciona, por única vez, que Jesús quería a alguien: «Jesús lo miró, sintió cariño por él y le dijo». Este encuentro está lleno de sorpresas. ¡Sí, grandes sorpresas! El joven corrió,
El Evangelio de hoy presenta palabras duras de Jesús, difíciles de comprender a primera vista: «Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela”. Imágenes fuertes expresan la radicalidad del seguimiento de Cristo. Jesús nos llama a cortar de raíz aquello que nos aleja de Dios, incluso si son cosas que apreciamos. La invitación es
¿De qué discutían por el camino?”, es la pregunta de Jesús. Los discípulos se callan. Están avergonzados. Marcos nos dice que habían discutido quién era el más importante. ¡Qué vergüenza! diríamos hoy día. Los que caminamos con Jesús ¿estamos de verdad preocupados de presuntuosas ambiciones? ¡Dios quiera que no! Pero, si era esta la situación