Hoy, la parroquia confiada a los Salesianos está llamada a hacer lo mismo. Debe ser una Iglesia "en salida" en el territorio que la acoge, capaz no solo de reunir personas, sino de encender historias de fe y crear vínculos en la vida cotidiana. Dos elementos fundamentales surgen en la aceptación de una parroquia: La parroquia nos permite situarnos entre los jóvenes; en ella podemos evangelizarlos según el Proyecto Educativo Pastoral Salesiano. Los Capítulos Generales de 1965 y 1971 marcan hitos importantes al integrar la pastoral salesiana en todas las actividades parroquiales y al definir la parroquia como el centro del servicio salesiano a la comunidad eclesial local.