Para Don Bosco, decir “joven” era pensar en las condiciones necesarias para afrontar la vida en tiempos de especial necesidad y abandono. Don Bosco es un sacerdote educador que entendió muy bien que solo se puede educar si la persona está en las circunstancias adecuadas para realizar el camino. Por eso, educar conllevaba para Don Bosco la atención a todas las carencias físicas y psicológicas de sus jóvenes: pan para vivir, ropa que vestir, un techo donde cobijarse y el afecto de un padre que se cuida de sus hijos.
Y sus muchachos aprendieron pronto que era posible encarar la vida con decisión; que alguien los quería de verdad y no escatimaba esfuerzos para echarles una mano; que Don Bosco estaba siempre ahí y los protegía y los quería de verdad.
La Palabra de Dios nos regala una frase revolucionaria de Jesús: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian” En el fondo perdonen. ¿Perdonar? – Alguno dirá: ¡Nunca! El perdón es un acto profundo que trasciende la lógica humana. No se trata de olvidar el daño recibido ni de justificar la
¿Alguna vez te has preguntado cuál es el propósito de tu vida? Esta es la principal motivación que sostiene al ser humano. ¡Descúbrelo!
La pregunta sobre el sentido y propósito de la vida ha acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Todos, en algún momento, nos hemos cuestionado: ¿Para qué estamos aquí? ¿Cuál es el verdadero propósito de nuestra existencia? Viktor Frankl, psiquiatra y sobreviviente del Holocausto, buscó respuestas a estas interrogantes, y sus enseñanzas quedaron plasmadas en su libro El hombre en busca de sentido.
Este psiquiatra austríaco desarrolló una corriente terapéutica llamada logoterapia, que hoy en día sigue siendo estudiada y aplicada en diversos ámbitos. Su enfoque nos enseña que el sentido de la vida no depende de las circunstancias externas, sino de cómo elegimos responder a ellas.
El Año Jubilar es un tiempo especial de gracia en el que la Iglesia ofrece abundantes dones espirituales, entre ellos la posibilidad de obtener indulgencias plenarias. Estas indulgencias no solo pueden aplicarse a uno mismo, sino también en sufragio por las almas del Purgatorio, ayudándolas a purificarse y a alcanzar la gloria eterna en la presencia de Dios.
De estas dos indulgencias diarias, una puede aplicarse en favor de un alma del Purgatorio, permitiendo que, por la infinita misericordia de Dios, se acelere su purificación y entrada en el Cielo.
Obtener una indulgencia por un alma del Purgatorio es un acto de caridad cristiana. No sabemos cuántas almas esperan nuestra oración, pero podemos ser instrumentos de la gracia divina para ayudarles a alcanzar la plenitud de la vida eterna.