“Nadie ha visto el rostro de Jesús a excepción de las personas que convivieron con Él, sin embargo, quienes lo conocieron ya no serían capaces de olvidarlo jamás” Así sucedió en el momento impresionante de la Transfiguración de Jesús. Pedro, Juan y Santiago jamás olvidaran el rostro brillante, la ropa blanca y la voz del
«Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano?» (Mt 18, 21). Esta pregunta es parte del camino de fe que como católicos debemos hacernos continuamente como verdaderos seguidores de Cristo.
Sabemos lo difícil que es perdonar cuando alguien a quien amamos intensamente nos ofende o traiciona. No se trata de perdonar a una persona que ofende continuamente, sino más bien de perdonar repetidamente con el corazón.
Una infidelidad y/o traición en el matrimonio duele y hiere profundamente el corazón y lacera el alma, pero si tomamos la firme decisión de amar a esa persona cuando hemos hecho un compromiso ante Dios de por vida podemos tener la certeza de que si ponemos nuestra confianza en Dios saldremos victoriosos logrando perdonar y mantener la unión.
Se anuncia la Carta Pastoral por la Cuaresma 2025 El documento, escrito por el Cardenal Castillo, anuncia la convocatoria de las Asambleas Sinodales Parroquiales con miras a la segunda gran Asamblea Sinodal Arquidiocesana. «Con el Miércoles de Ceniza iniciamos sencillamente estos 40 días de contemplación unidos a Jesús que es la esperanza que no defrauda
Esta es la primera Meditación del P. Roberto Pasolini, con la que se abrieron en el Vaticano los Ejercicios Espirituales para el Papa.
La muerte, según el Catecismo, es el momento en que se hace el juicio particular, evaluando la aceptación o el rechazo de la gracia de Dios. Sin embargo, la salvación no solo está reservada a quienes han conocido formalmente a Cristo: el Concilio Vaticano II reconoce que quienes siguen su conciencia en una búsqueda sincera de Dios pueden acceder a la vida eterna.
El Derecho Canónico (CIC) subraya que el juicio final no se basa en meros actos exteriores, sino en el amor vivido, haciéndose eco del pensamiento de San Juan de la Cruz: «En la tarde de la vida, seremos juzgados por el amor»