Dime, ¿has visto alguna vez un pájaro que haga un nido para dejarlo vacío o para instalar en él únicamente un polluelo débil y enclenque? ¡No! Solamente el ser humano ha inventado este contrasentido: la familia sin hijos.
El mundo actual, egoísta, ha trastocado el antiguo modo de sentir. Nuestro mundo moderno no quiere oír hablar de otra cosa que no sean comodidades y placeres; jamás de sacrificios. Para el mundo moderno, el niño no es una «bendición de Dios», sino una «plaga de Dios», una carga de la cual hay que librarse con todos los métodos posibles para que no estorbe los placeres de dos personas adultas.
Por este motivo, la mayoría de los esposos aceptan únicamente un hijo de las manos de Dios. ¡Solamente uno! ¡Como mucho, dos! ¡Pero por nada del mundo quieren más!