Jeannie Ewing es una madre de familia católica de 5 hijos residente en Indiana (Estados Unidos). Hace 14 años se casó con Ben, con quien aprendió a sobrellevar el sufrimiento en su matrimonio, tras el nacimiento de una de sus hijas gravemente enferma.
Desde entonces, se ha especializado en espiritualidad católica y ayuda a enfrentar el sufrimiento desde la fe. Es graduada en Psicología y ha escrito decenas de libros y artículos, como Para aquellos que lloran, Del dolor a la gracia: el viaje de la tragedia al triunfo o Educación de los hijos con las bienaventuranzas.
Quería que el cielo fuese como su boda
Poco después de su matrimonio, Jeannie le dijo a su madre que quería que el cielo fuese como el día de su boda: “Estar rodeada por todas las personas a las que más quiero riendo y festejando juntos”.
Las palabras de Jeannie eran profundas y sinceras. Pero tras 14 años de matrimonio, comprende que “hay algo que hemos superado, y que cuando éramos recién casados no podíamos comprender”, cuenta en Catholic Exchange.
Una dura noticia
Entre otras cosas, la enfermedad. Cuando estaba embarazada de su hija Sarah, supieron que tenía síndrome de Apert, una enfermedad genética por la cual los huesos del cráneo se cierran antes de lo normal, generando importantes malformaciones por todo el cuerpo.
Cuando recibieron la noticia reaccionaron de forma distinta. “Yo necesitaba hablar de todo, de mis pensamientos y sentimientos, mis miedos o sobre `que pasaría si´”, cuenta Jeannie: “Ben se encerró en sí mismo, no reconoció su dolor ni entendía como expresar los sentimientos que tenía en su interior”.
Del dolor a la gracia: el viaje de la tragedia al triunfo es uno de los libros más exitosos de Jeannie Ewing.
Miedo, angustia, agotamiento y sequía matrimonial
El miedo y la angustia, el agotamiento o el malestar emocional degeneraron “en un periodo de sequía en nuestro matrimonio. Hablábamos todos los días, pero sin profundizar, y nuestras conversaciones se centraban en el día a día, lidiando con las dificultades propias de la enfermedad de Sarah”.
Poco tiempo después nació su quinto hijo. “Durante seis meses vivíamos como zombis sin vida debido al agotamiento” detalla.
“Nos movíamos, respirábamos, pero el aliento vital casi se había extinguido de nuestro matrimonio. Sentí una creciente separación en nuestra vida juntos. Pero ninguno de los dos lo dijimos, resignados a un matrimonio sin conexión.
Querían superar ese periodo… y así lo hicieron
Con el paso del tiempo, aquella prueba hizo reflexionar al matrimonio sobre cómo han superado las dificultades a lo largo de 14 años. Y “sabiendo que cada matrimonio es diferente”, la psicóloga experta y su marido han querido compartir algunos consejos para lidiar con sus problemas matrimoniales.
Jeannie Ewing, Ben e hijas.
Jeannie y Ben, con su hija Sarah (derecha), enferma de síndrome de Apert.
1º No fiarlo todo a los sentimientos
“Al comienzo del matrimonio” explica Jeannie, “sentimos una conexión muy fuerte, ‘química’, con nuestro cónyuge, y parece que este amor no se acabará nunca. Pero con el tiempo, entramos en una especie de ‘desierto’ emocional y asumimos erróneamente que la aridez es indicativa nuestros defectos”.
2º El matrimonio debe abrazarse a la cruz
“En términos espirituales, la paciencia es nuestra capacidad para soportar los pasos que debemos dar para caminar por nuestro propio Calvario. El matrimonio debe estar abrazado a la cruz. No hay otra forma de que se pueda sobrevivir a los continuos cambios que suceden en el matrimonio”.
3º Sufrir, pero juntos
“Este largo camino hacia nuestras pequeñas crucifixiones debe tomarse juntos”, cuenta Jeannie. “Cuando nos vaciamos de nosotros mismos comenzamos a hacer espacio para el otro, que es primero Dios, y luego nuestro marido o mujer”.
4º Perseverar
“La única palabra que Dios ha puesto en nuestros corazones es la perseverancia. ¿Y qué implica la perseverancia?” se pregunta. “Se trata de enfrentar un proceso difícil o doloroso sin ceder. Algunos conceptos parecidos son la tolerancia, la paciencia o la fortaleza”.
5º Abrirse el uno al otro
«Lo que hace que soportar la dificultad en el matrimonio sea tan doloroso en ocasiones es el hecho de que estamos compartiendo una vida con una persona que esencialmente no nos conoce. Este tipo de soledad emocional puede doler mucho más que cuando enfrentamos la ruptura de una amistad o somos ignorados por nuestros amigos. ¿Cómo aguantamos? Abriéndonos el uno al otro, lenta pero consistentemente”.
6º Buscar el orden y la organización
Jeannie explica que durante este periodo de dolor, una amiga le recomendó el libro A Mother’s Rule of Life. Aprendió que “crear un ritmo en nuestro hogar mediante la rutina diaria orientó mis tendencias melancólicas hacia el orden y la organización. Sin embargo”, añade, “cuando los niños son pequeños o tienen necesidades especiales, la vida tiende más hacia el caos que hacia el orden”.
7º Una rutina, pero con alegría
Sin embargo, “la rutina se vuelve penosa cuando no se vive con alegría y amor”, explica. “El matrimonio y la vida familiar no siempre están llenos de sentimientos alegres y emotivos. De hecho, rara vez sucede. Por ello, debemos ser disciplinados en la oración y en nuestro propio hogar”.
8º Cada desolación termina con una consolación
“Para todo lo que es bueno, tanto el matrimonio como el cielo, debemos esperar. Y puede ser doloroso, porque no solemos ver hacia dónde nos lleva el camino, solo sabemos dónde estamos. Esa incertidumbre que nos asola se puede convertir en caldo de cultivo para que el enemigo nos convenza de que el amor se basa únicamente en la felicidad pasajera. Pero cada período de desolación termina con una consolación, que nos fortalece de cara a los tiempos de sequía”.