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EL PAN DEL ALMASemanario Dominical
viernes, 13 junio 2025 / Published in Para Reflexionar

La nueva sede central de los salesianos

Cuántas veces don Bosco deseó venir a Roma para abrir una casa salesiana. Desde el primer viaje de 1858 su objetivo era estar presente en la Ciudad Eterna con una presencia educativa. Vino a Roma veinte veces y solo en el último viaje de 1887 logró realizar su sueño abriendo la casa del Sagrado Corazón en Castro Pretorio.
La Obra Salesiana está situada en el barrio Esquilino, nacido en 1875, tras la brecha de Porta Pia y la exigencia por parte de los Saboya de construir en la nueva capital los ministerios del Reino de Italia. El barrio, llamado también Umbertino, es de arquitectura piamontesa, todas las calles llevan el nombre de batallas o eventos relacionados con el estado saboyano. No podía faltar en este lugar, que recuerda a Turín, un Templo, que fuera también parroquia, construido por un piamontés, don Juan Bosco. El nombre de la Iglesia no lo elige don Bosco, sino que es una voluntad de León XIII para relanzar una devoción, más actual que nunca, al Corazón de Jesús.
Hoy la casa del Sagrado Corazón está completamente renovada para responder a las exigencias de la Sede Central de los Salesianos. Desde el momento de su fundación hasta hoy la casa ha sufrido diversas transformaciones. La Obra nace como Parroquia y Templo Internacional para la difusión de la devoción al Sagrado Corazón, desde el principio el objetivo declarado por don Bosco era construir al lado un Hospicio para albergar hasta 500 jóvenes pobres. Don Rua lleva a término la Obra y abre talleres para artesanos (escuela de artes y oficios). En los años sucesivos se abren la escuela secundaria y el bachillerato clásico. Durante algunos años fue también la sede de la universidad (Pontificio Ateneo Salesiano) y una casa de formación para salesianos que estudiaban en las universidades romanas y se comprometían en la escuela y en el oratorio (entre estos estudiantes se cuenta también a don Quadrio). También ha sido sede inspectorial de la Inspectoría Romana primero y de la Circunscripción de Italia Central a partir de 2008. Desde 2017, a causa del traslado desde via della Pisana, se ha convertido en la Sede Central de los Salesianos. Desde 2022 se inició la reestructuración para adecuar los ambientes a la función de casa del Rector Mayor. En esta casa han vivido o pasado: don Bosco, don Rua, el cardenal Cagliero (su apartamento estaba situado en el primer piso de via Marsala), Ceferino Namuncurá, monseñor Versiglia, Artémides Zatti, todos los Rectores Mayores sucesores de don Bosco, san Juan Pablo II, santa Teresa de Calcuta, papa Francisco. Entre los directores de la casa ha desempeñado su servicio monseñor Giuseppe Cognata (durante su rectorado, en 1930, se colocó la estatua del Sagrado Corazón en el campanario).
Gracias al Sagrado Corazón el carisma salesiano se ha difundido en varios barrios de Roma; de hecho, todas las demás presencias salesianas de Roma han sido una gemación de esta casa: el Testaccio, el Pío XI, el Borgo Ragazzi don Bosco, el Don Bosco Cinecittà, el Gerini, la Universidad Pontificia Salesiana.

Encrucijada de acogida
Los rasgos determinantes de la Casa del Sagrado Corazón son, desde los inicios, dos:
1) la catolicidad, en cuanto que abrir una casa en Roma ha significado siempre para los fundadores de las órdenes religiosas una cercanía al Papa y una ampliación de los horizontes a nivel universal. En la primera conferencia a los cooperadores salesianos en el monasterio de Tor De’ Specchi de Roma en 1874 don Bosco afirma que los salesianos se extenderían por todo el mundo y ayudar a sus obras significaba vivir el más auténtico espíritu católico;
2) la atención a los jóvenes pobres: la ubicación cerca de la estación, encrucijada de llegadas y partidas, lugar donde siempre se han reunido los más pobres, está inscrito en la historia del Sagrado Corazón.
Al principio el Hospicio acogía a los jóvenes pobres para enseñarles un oficio, posteriormente el oratorio ha recogido a los jóvenes del barrio; después de la guerra los limpiabotas (jóvenes que lustraban los zapatos a las personas que salían de la estación) fueron recogidos y atendidos primero en esta casa y luego se trasladaron al Borgo Ragazzi don Bosco; a mediados de los años 80 con la primera inmigración en Italia fueron acogidos jóvenes inmigrantes en colaboración con la naciente Cáritas; en los años 90 un Centro de Día recogía a jóvenes como alternativa a la cárcel y les enseñaba los rudimentos de la lectura y escritura y un oficio; desde 2009 un proyecto de integración entre jóvenes refugiados y jóvenes italianos ha visto florecer tantas iniciativas de acogida y de evangelización. La Casa del Sagrado Corazón durante unos 30 años ha sido también sede del Centro Nacional Obras Salesianas de Italia.

El nuevo inicio
Hoy la vocación originaria de la casa del Sagrado Corazón ve un nuevo inicio. Tradición e innovación siguen caracterizando el pasado, el presente y el futuro de esta obra tan significativa.
En primer lugar, la presencia del Rector Mayor con su consejo y de los hermanos que se ocupan de la dimensión mundial indica la continuidad de la catolicidad. Una vocación a la acogida de tantos salesianos que vienen de todo el mundo y encuentran en el Sagrado Corazón un lugar para sentirse en casa, experimentar la fraternidad, encontrarse con el sucesor de don Bosco. Al mismo tiempo es el lugar desde el cual el Rector Mayor anima y gobierna la Congregación trazando las líneas para ser fieles a don Bosco en el hoy.
En segundo lugar, la presencia de un lugar salesiano significativo donde don Bosco ha escrito la carta desde Roma y ha comprendido el sueño de los nueve años. Dentro de la casa estará el Museo Casa don Bosco de Roma que en tres plantas contará la presencia del Santo en la ciudad eterna. La centralidad de la educación como “cosa de corazón” en su Sistema Preventivo, la relación con los Papas que han amado a don Bosco y que él por primero ha amado y servido, el Sagrado Corazón como lugar de expansión del carisma en todo el mundo, el fatigoso recorrido de aprobación de las Constituciones, la comprensión del sueño de los nueve años y su último respiro educativo al escribir la carta desde Roma son los elementos temáticos que, en forma multimedia inmersiva, serán contados a aquellos que visiten el espacio museístico.
En tercer lugar, la devoción al Sagrado Corazón representa el centro del carisma. Don Bosco antes incluso de recibir la invitación a construir la Iglesia del Sagrado Corazón, había orientado a los jóvenes hacia esta devoción. En el Joven Provisto hay oraciones y prácticas de piedad dirigidas al Corazón de Cristo. Pero con la aceptación de la propuesta de León XIII él se convierte en un verdadero y propio apóstol del Sagrado Corazón. No escatima sus fuerzas para buscar dinero para la Iglesia. El cuidado en los mínimos detalles infunde en las elecciones arquitectónicas y artísticas de la Basílica su pensamiento y su devoción al Sagrado Corazón. Para sostener la construcción de la Iglesia y de la casa él funda la Pía Obra del Sagrado Corazón de Jesús, la última de las cinco fundaciones realizadas por don Bosco a lo largo de su vida junto a los Salesianos, las Hijas de María Auxiliadora, los Cooperadores Salesianos, la Asociación de los Devotos de María Auxiliadora. Ella fue erigida para la celebración a perpetuidad de seis misas diarias en la Iglesia del Sagrado Corazón en Roma. Participan todos los inscritos, vivos y difuntos, a través de la oración realizada y las obras buenas cumplidas por los Salesianos y por los jóvenes en todas sus casas.
La visión de Iglesia que deriva de la fundación de la Pía Obra es la de un “cuerpo vivo” compuesto por vivos y difuntos en comunión entre ellos a través del Sacrificio de Jesús, renovado cotidianamente en la celebración eucarística al servicio de los jóvenes más pobres. El deseo del Corazón de Jesús es que todos sean una sola cosa (ut unum sint) como Él y el Padre. La Pía Obra conecta, a través de la oración y las ofrendas, a los benefactores vivos y difuntos, a los Salesianos de todo el mundo y a los jóvenes que viven en el Sagrado Corazón. Solo a través de la comunión, que tiene su fuente en la Eucaristía, los benefactores, los Salesianos y los jóvenes pueden contribuir a construir la Iglesia, a hacerla resplandecer en su rostro misionero. La Pía Obra tiene además la tarea de promover, difundir, profundizar la devoción al Sagrado Corazón en todo el mundo y renovarla según los tiempos y el sentir de la Iglesia.

La estación central para evangelizar
Por último, la atención a los jóvenes pobres se manifiesta en la voluntad misionera de alcanzar a los jóvenes de toda Roma a través del Centro Juvenil abierto en via Marsala, justo a la salida de la estación Termini donde cada día pasan unas 300.000 personas. Un lugar que sea casa para los tantos jóvenes italianos y extranjeros que visitan o viven en Roma y tienen sed, a veces no consciente, de Dios. Desde siempre, además, alrededor de la estación Termini se agolpan diversos pobres marcados por la fatiga de la vida. Otra puerta abierta en via Marsala, además de la del Centro Juvenil y de la Basílica, expresa el deseo de responder a las necesidades de estas personas con el Corazón de Cristo, en ellas de hecho resplandece la gloria de su rostro.
La profecía de don Bosco sobre la Casa del Sagrado Corazón del 5 de abril de 1880 acompaña y guía la realización de cuanto ha sido contado:

Don Bosco miraba lejos. Nuestro monseñor Giovanni Marenco recordaba una misteriosa palabra suya, que el tiempo no debía cubrir de olvido. En el mismo día en que aceptó aquella onerosísima oferta, el Beato le preguntó:
– ¿Sabes por qué hemos aceptado la casa de Roma?
– Yo no, respondió aquel.
– Pues bien, estate atento. La hemos aceptado porque cuando el Papa sea el que ahora no es y como debe ser. Pondremos en nuestra casa la estación central para evangelizar el agro romano. Será obra no menos importante que la de evangelizar la Patagonia. Entonces los Salesianos serán conocidos y resplandecerá su gloria. (MB XIV, 591-592).

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