Los seguidores de Jesús se han instalado en la llamada «cultura de la intrascendencia», que prioriza lo superficial e inmediato, que busca el placer y la satisfacción instantánea. Más aún, refleja la ausencia de una ética sólida, de sentido y de verdadero significado en la vida. Confundimos lo valioso con lo útil, lo bueno con