Han trascurrido más de cinco años desde el 15 de abril de 2019 cuando el incendio de Notre Dame hizo enmudecer sus campanas. Todavía recordamos las impactantes imágenes de las torres en llamas, Viendo aquellas imágenes en nuestras pantallas, ¿quién no sintió sincera y espontáneamente dolor y desazón, como si el fuego estuviese destrozando algo íntimo y cercano?
Las campanas de Notre Dame volverán a despertar con sus sonidos, en el corazón de los creyentes, una llamada para elevarlo hacia el Cielo; y en los que no lo sean, quizá un reclamo amable, como una oferta de lo alto, para que se interroguen, tal vez, sobre el porqué de aquellos sonidos, muy distintos de tantos ruidos estruendosos como hoy nos envuelven.