Este año se ha declarado el Año Jubilar de la Esperanza, por lo que es una buena oportunidad para aplicar esta virtud en el ámbito de la institución familiar. Tener esperanza en la familia significa creer con firmeza que, a pesar de sus imperfecciones, es el bien más grande que podemos encontrar: ese rincón del mundo donde somos queridos por quienes realmente somos.
Esperanza en que los matrimonios puedan resistir los embates de la vida, acompañándose mutuamente en cada tramo del camino con amor, paciencia y comprensión.
Esperanza en que cada nueva vida que Dios nos concede sea recibida como un gran regalo, una muestra de Su infinita confianza en nosotros.
Esperanza en que las enfermedades que puedan surgir en algún miembro de la familia nos ayuden a crecer.