Jerusalén es la ciudad más sagrada del mundo. Las tradiciones religiosas de cristianos, judíos y musulmanes sitúan sobre su suelo algunos de los hechos más importantes para los creyentes. Por ello es una ciudad que acoge millones de peregrinos de todo el mundo. Para el cristianismo tiene una especial relevancia. En Jerusalén se encuentra el lugar más sagrado de la religión cristiana: la iglesia del Santo Sepulcro se construyó en el lugar donde Cristo fue crucificado y enterrado en una tumba de la que salió al tercer día resucitado.
Hoy en día sigue siendo reflejo fiel del cristianismo en el mundo, dividido entre católicos, ortodoxos, armenios, coptos, sirios y etíopes. Todos quieren su lugar en el edificio más sagrado de su religión. ¿Cuál es la historia del Santo Sepulcro?
La escena del evangelio es conmovedora. Todos se marchan. Todos huyen. Solo quedan Jesús y la mujer, cara a cara, sin máscaras. Ella, humillada y vulnerable. Él, sereno, firme, pero lleno de ternura. Y entonces, esa pregunta que lo cambia todo: ¿Dónde están tus acusadores? Jesús no pregunta por curiosidad, sino para abrirle los ojos
La "Semana Santa de Lima" ha sido declarada como Patrimonio Cultural de la Nación, teniendo en cuenta su importante valor tanto cultural como espiritual para nuestra ciudad, qué es además patrimonio de la humanidad por UNESCO. Mayor información sobre las diferentes actividades de la “Semana Mayor”, en:
1. Tiene varios nombres: Confesión, Reconciliación, Penitencia o Perdón. 2. Cada nombre resalta un aspecto distinto: confesar los pecados, reconciliarse con Dios, hacer penitencia o recibir el perdón. 3. En los primeros siglos, la confesión de los pecados graves se hacía públicamente, frente a la comunidad. 4. En la Edad Media, los monjes comenzaron a
ste año, con motivo del Jubileo 2025, tenemos la oportunidad de ganar la indulgencia plenaria pasando por la Puerta Santa, ya sea en Roma o en la iglesia catedral de cada una de las Diócesis del mundo. Sabemos que con ella queda saldada la deuda que pudiésemos tener después de la muerte y que, necesariamente,
“Si tu hijo está sufriendo, tienes que llevarlo a terapia”. Muy probablemente, el consejo venga con las mejores intenciones. Ante el aumento de trastornos psicológicos en menores, parece que no acudir a un experto es ser un padre desaprensivo o irresponsable. Pero hacerlo tiene sus riesgos propios, y “externalizar” el problema a veces impide atajarlo