Desde la Parroquia María Auxiliadora elevamos nuestra oración por el nuevo Vicario de Cristo
En un clima de profunda emoción y esperanza, la Iglesia ha recibido hoy con alegría el anuncio de un nuevo Papa. El Espíritu Santo, que nunca abandona a su Iglesia, ha guiado a los cardenales reunidos en cónclave para elegir al Cardenal Robert Francis Prevost como Sucesor de Pedro.
Para nosotros, miembros de la Familia Salesiana, este acontecimiento resuena con particular fuerza. El amor y la adhesión filial al Papa son un pilar esencial de nuestro carisma.
Don Bosco enseñó a sus muchachos y a toda su obra a vivir “con el Papa, por el Papa y para el Papa”. Por eso, cada elección pontificia es para nosotros un llamado renovado a la fidelidad, a la oración y al compromiso evangelizador.
Pero esta elección no solo toca nuestro corazón salesiano; toca también, y de modo muy especial, el corazón peruano.
El ahora Papa León XIV, no es un desconocido para el pueblo del Perú. Durante muchos años, sirvió como obispo en la Diócesis de Chiclayo, donde supo ser un pastor cercano, firme en la fe y profundamente humano. Su testimonio fue especialmente conmovedor durante momentos de gran prueba para el país: en el Fenómeno del Niño y, más recientemente, en los momentos más duros de la pandemia del Covid-19.
Muchos recuerdan aún las imágenes del entonces obispo Prevost recorriendo las calles de Chiclayo con el Santísimo Sacramento en manos, bendiciendo las casas cerradas, los hospitales desbordados, los corazones temerosos. En medio del miedo, fue presencia de esperanza. En medio de la muerte, sembró vida. Y hoy, al asumir la misión de guiar a toda la Iglesia, ha recordado con cariño aquellos momentos y al pueblo peruano que tanto amó y que tanto lo amó.
En su primer mensaje al mundo, ha hablado de “justicia”, “paz” y” puente para todos”, palabras que resuenan profundamente en un mundo sacudido por conflictos, pobreza y desconfianza.
En él reconocemos un pastor con olor a pueblo, como pide el Evangelio y como soñaba el Papa Francisco.
Desde la Parroquia María Auxiliadora queremos unirnos espiritualmente a este momento histórico y elevar nuestra oración confiada.
Pedimos a Don Bosco, que siempre enseñó a amar apasionadamente a la Iglesia, y a María Auxiliadora, Madre de la Iglesia y de los consagrados, que acompañen, sostengan y guíen al nuevo Papa en esta misión sagrada y exigente.
Hoy más que nunca, el mundo necesita testigos de esperanza. Hoy más que nunca, la Iglesia necesita un corazón de padre. Y creemos que el Espíritu ha suscitado un pastor que sabrá escuchar, animar, corregir y consolar.
Escrito por. Ángela Hidalgo, Comunicadora de la Parroquia María Auxiliadora de Breña