Redactado por: Aciprensa
San Martín de Porres, conocido como el «santo de la justicia social», nació el 9 de diciembre de 1579 en Lima, Perú. Hijo de un noble español y una esclava africana, su vida estuvo marcada por la discriminación racial desde muy joven. Esta experiencia lo llevó a desarrollar una profunda empatía por los marginados y oprimidos, una característica que definiría su ministerio y legado.
A los 15 años, San Martín se unió a la Orden de los Dominicos como terciario, un paso que le permitió dedicarse a la vida religiosa y al servicio de los más necesitados. A pesar de no ser un fraile formal, su compromiso con la comunidad fue notable. Trabajó en el convento de Santo Domingo, donde se encargó de diversas tareas, incluyendo el cuidado de los enfermos y la atención a los pobres. Su dedicación y caridad le ganaron el respeto de sus compañeros y de la comunidad.
San Martín es famoso por sus milagros, que incluyen la curación de enfermos y la capacidad de comunicarse con los animales. Se le atribuía la habilidad de sanar a los enfermos con solo tocarlos o incluso con su presencia. Se dice que los animales acudían a él en busca de ayuda, reflejando su amor y respeto por toda la creación.
Además de su labor caritativa, San Martín fundó un hogar para niños abandonados y un centro de atención para los enfermos, donde ofreció cuidados y alimentos. Su vida estuvo marcada por la humildad, la oración y un compromiso inquebrantable con la justicia social.
San Martín de Porres fue canonizado por el Papa Juan XXIII en 1962, y su festividad se celebra el 3 de noviembre. Hoy es considerado el patrón de los mestizos, la justicia social y los animales. Su legado sigue inspirando a muchas personas en la lucha por la igualdad, la compasión y el servicio a los demás, convirtiéndolo en un modelo de vida cristiana para todos.