Hoy, Jesús se detiene a lo largo del camino y hace una pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy Yo? Es una pregunta tan crucial y fundamental para quien sigue a Jesús.
“Hay una diferencia, – dice el Papa Francisco – Hay quienes se quedan en la primera pregunta, en las opiniones, y hablan de Jesús; y hay quienes, en cambio, le hablan a Jesús, ofreciéndole la vida, entrando en relación con él, dando el paso decisivo”.
En el fondo, Jesús, no quiere la respuesta de lo que digan de Él. Porque, seguramente dirán: Mi madre dice… Mi padre siempre me dijo… Según este libro, según el periódico… Repetir lo que los otros dicen es muy barato. A Jesús no le interesan nuestros conocimientos teológicos. Se puede ser una enciclopedia y estar vacío. Tú puedes conocer todas las respuestas que otros han dado, pero no tener tu respuesta. Y como Pedro podemos dar la verdadera respuesta, pero sin contenido.
“¿Quién dicen que soy?”, es una confesión plena de fe en Jesús y se hace con las acciones. Las palabras expresan deseos, opiniones, sentimientos…las acciones expresan la verdad de nuestras vidas, las acciones expresan nuestras convicciones y éstas tienen un precio.
«¿Quién dicen que soy?» No te preocupes si no sabes contestar. El viaje con Jesús dura toda la vida y a lo largo de este peregrinar se nos va revelando, poco a poco, el significado de su persona y de su vida.
Los cristianos que seguimos a Jesús nos convertimos en testigos, pasamos de la opinión a tener a Jesús en el corazón y ser testigos de su amor.
Los cristianos que seguimos a Jesús no somos admiradores, sino imitadores de Jesús, no somos espectadores, sino protagonistas del Evangelio. No creemos de boquilla, sino con obras.
“Es triste ver que muchos hablan de Jesús, comentan y debaten– dice el Papa –, pero pocos dan testimonio. Los testigos no se pierden en palabras, sino que dan frutos”.
El Señor nos interpela. Y su pregunta es la misma: ¿Quién soy yo para ti?