Señor, en el silencio de este día,
vengo a pedirte
paz, sabiduría y fuerza.
Señor, hoy quiero mirar el mundo
con ojos llenos de amor;
ser paciente, comprensivo, suave y bueno.
Señor, cierra mis oídos
a toda murmuración,
guarda mi lengua de toda infamia.
Señor Jesús,
como el joven te preguntó un día:
«Maestro, ¿qué debo hacer
para heredar la Vida eterna?»
Yo también te pido, Señor,
que me enseñes a seguir tu camino
con entrega verdadera.
Ayúdame a seguirte
con un corazón sincero,
y así, alcanzar
la Vida Eterna que no tiene fin.
Amén.
Amén.