Señor Jesús,
llévanos contigo a la montaña de la oración,
donde podamos contemplar tu gloria
y sentir el poder transformador de tu amor.
Que nuestra vida refleje tu luz
y seamos testigos fieles
de tu presencia en el mundo.
Señor, en los momentos de oscuridad,
ayúdanos a recordar la luz del Padre
resplandeciendo en tu rostro en la montaña.
Señor, cuando el cansancio nos venza,
mantennos despiertos y atentos,
para no perder de vista tu presencia.
Jesús, transforma nuestro corazón,
como transformaste tu rostro en la montaña.
Que nuestra fe brille con la misma luz
que iluminó a tus discípulos
y que nunca dejemos de buscarte en la oración.
Amén.