(ANS – Niza) – El sábado 15 de noviembre de 2025, durante su Visita de Animación a la ciudad de Niza, el padre Fabio Attard, Rector Mayor de los Salesianos, participó en una mesa redonda donde diversos invitados relataron su relación con Don Bosco y con la Familia Salesiana. El encuentro permitió profundizar también en temas como la acogida del otro y la atención a los jóvenes desde el espíritu salesiano. La conversación, conducida por Emma Grellard del Movimiento Juvenil Salesiano (MJS), permitió al padre Attard destacar tres palabras fundamentales: acogida, confianza y amor. A continuación, algunos momentos de la jornada.
Para Christophe Pinna, antiguo alumno del Instituto “Don Bosco” de Niza y triple campeón mundial de kárate, el ambiente afectuoso que encontró allí fue decisivo en su vida: “El cariño de los adultos de Don Bosco Niza me sostuvo; siempre ha sido mi punto de referencia”.
Olivia Salard, madre de Paul —pianista destacado y ganador del concurso europeo de la “Young Pianist Foundation”—, reconoció la ayuda recibida: “Don Bosco nos permitió comprender mejor a nuestro hijo. Sin esta institución, no sé si habría logrado titularse”.
Por su parte, Marie Jarry-Lacombe, directora de la asociación salesiana “Le Valdocco” en Argenteuil, recalcó: “Nuestra labor consiste en acompañar a los adultos para que ellos puedan atender adecuadamente a los jóvenes. La escucha auténtica es indispensable para guiarlos bien”.
El salesiano Emmanuel Besnard, educador especializado y encargado de la formación en pedagogía salesiana, añadió que el carisma de Don Bosco une a profesionales de ámbitos sociales, educativos y pastorales: “El corazón de este carisma es la presencia entre los jóvenes. Uno se vuelve educador salesiano cuando se deja impactar por su clamor y también cuando se deja orientar por la mirada profesional de un compañero”.
En la parte final, el Rector Mayor retomó la palabra: “Los testimonios escuchados muestran quién es Don Bosco hoy, no solo en Niza o en Francia, sino en todos los países donde estamos presentes. Tras doce años en el Consejo General y más de setenta y cinco naciones visitadas, puedo afirmarlo”.
Luego profundizó en las tres palabras centrales que quiso resaltar:
Escucha: implica abrirse a la experiencia del otro y entrar con respeto en la vida del joven. “Cada vez que una educadora se acerca a un alumno y le pregunta cómo está, estamos ante un encuentro real con el misterio de la Vida y con su potencial”.
Confianza: es acompañar al muchacho para que descubra sus capacidades. Recordó a Don Bosco en 1854, cuando pidió ayuda a los jóvenes que lo rodeaban, quienes hoy llamaríamos animadores. Entre ellos, Cagliero —de apenas dieciséis años— respondió inmediatamente. “La confianza es decisiva”.
Amor: un amor maduro, que impulsa al joven a asumir responsabilidades. Según el padre Attard, esta es la razón por la que la pedagogía salesiana funciona en cualquier cultura o contexto: porque sitúa al joven en el centro y los adultos se convierten en servidores que crean ambientes positivos donde crecer.
Reconoció que equivocarse es parte del proceso: “Los errores son oportunidades para aprender”. También cuestionó si los jóvenes de hoy cuentan con referentes firmes. “Acompañamos al muchacho para que tenga una visión equilibrada de la vida —solidaridad, fraternidad, cultura— y para que descubra que existe un amor más grande: esa es la espiritualidad, que va más allá de los ritos”. Añadió que vivir juntos y cultivar lo comunitario genera verdadera fraternidad.
Por eso, suele invitar a los educadores a no temer formular la pregunta esencial a los jóvenes: “¿Qué harás con tu vida? Tu vida es un don, y ese don eres tú”.
Finalmente, el Rector Mayor concluyó: “Me quedo con estas tres palabras que han guiado nuestro encuentro: escucha, confianza y amor”.

