El próximo 9 de septiembre, Jerusalén será escenario de la presentación pública de un órgano milenario que, tras más de ocho siglos de silencio, ha recuperado su sonido original.
El logro corresponde al musicólogo español David Catalunya, investigador del Instituto Complutense de Ciencias Musicales, quien consiguió hacer sonar en Jerusalén el que se considera el órgano más antiguo de la cristiandad.
Este instrumento, posiblemente el más antiguo en funcionamiento a nivel mundial, fue restaurado gracias a un proyecto internacional liderado por Catalunya. La iniciativa forma parte del programa Resound, impulsado por el ICCMU de Madrid y financiado por el European Research Council (ERC), con la colaboración de expertos internacionales como el organero neerlandés Winold van der Puten y el Studium Biblicum Franciscanum de Jerusalén.
Construido en Francia en el siglo XI y trasladado a Tierra Santa en el XII, el órgano acompañó la liturgia en la iglesia de la Natividad de Belén hasta la expulsión de los clérigos latinos en el siglo XIII, momento en que fue enterrado junto a otros objetos litúrgicos. Aunque fue descubierto en 1906 durante unas excavaciones, su valor permaneció desapercibido hasta que en 2019 Catalunya encontró una referencia que lo condujo a investigarlo a fondo.
La restauración implicó la fabricación de réplicas en Países Bajos para sustituir las piezas faltantes. Estas fueron llevadas a Jerusalén y cotejadas con los tubos originales conservados en el Terra Sancta Museum, valiéndose de una caja de órgano portátil para las pruebas acústicas. El 20 de mayo de 2025 se alcanzó un hito inesperado: varios tubos originales produjeron sonido sin intervención previa. Catalunya describió la experiencia como “abrir la tumba de un faraón” y vivir un sueño.
Ocho de los tubos conservan una sonoridad extraordinaria, muy diferente a la de los órganos modernos o renacentistas, con un timbre rico y variado en todo su registro.
El proyecto aún continúa y, aunque los resultados son preliminares, representan un gran avance en el conocimiento de la música medieval y en la preservación del patrimonio cultural. La meta es reconstruir por completo el instrumento en los próximos años, gracias al trabajo del organero Winold van der Puten, quien ya ha replicado tubos y creado una caja de viento portátil basada en modelos 3D. Se prevé contar con una primera versión experimental en los próximos seis a ocho meses.
Como señala el experto Koos van de Linde, uno de los constructores de órganos más reconocidos, este hallazgo demuestra que los artesanos medievales sabían exactamente qué sonido buscaban. Y añade: “La esperanza de los cruzados que lo enterraron no fue en vano”, aludiendo al milagro de escuchar de nuevo el instrumento ocho siglos después.