Nacido en Dardilly en 1786, San Juan María Vianney fue desde muy joven un fervoroso católico. Tras recibir la ordenación sacerdotal, asumió el cargo de párroco en Ars, una pequeña localidad rural.
Gracias a su entrega a la oración del Rosario, su devoción por la Eucaristía, su estilo de vida ejemplar y su ardiente deseo de salvar almas, pronto fue conocido como el Santo Cura de Ars.
Durante más de cuatro décadas, dedicó incontables jornadas a escuchar confesiones, pasando incluso hasta 18 horas al día en el confesionario, con una dieta sencilla de pan y papas.
Vivió hasta los 73 años y fue canonizado por el Papa Pío XI en 1925. Fue declarado patrono de los sacerdotes, y en honor a su memoria, cada 4 de agosto se celebra el Día del Sacerdote.
Pensamientos del Santo Cura de Ars
“No todos los que frecuentan los Sacramentos son santos, pero todos los santos han sido asiduos a ellos.”
“El instante más valioso para pedir la conversión es durante la Santa Misa.”
“Si en tu caminar no enfrentas al demonio, es porque tal vez vas por el mismo camino que él.”
“Quien no dedica tiempo a Dios, está malgastando su tiempo.”
“Nuestros pecados son como granos de arena frente a la inmensa montaña de la misericordia divina.”
“El corazón de María es tan compasivo que, comparado con el de todas las madres del mundo, estas parecen tener un corazón de hielo.”
“Las tentaciones no pueden vencer a un cristiano que se entrega de corazón a la Virgen María.”
“Acerquémonos con plena confianza a la Virgen; por muy indignos que seamos, Ella nos alcanzará la gracia de la conversión.”
“El sacerdote es un hombre que representa a Dios, revestido con sus mismos poderes.”
“Quienes buscan acabar con la religión, comienzan por atacar a los sacerdotes.”
Oración al Santo Cura de Ars
Dios mío, te amo, y mi único anhelo es amarte hasta el último aliento de mi vida.
Dios infinitamente bueno, te amo y prefiero morir amándote que vivir sin tu amor.
Señor, te amo, y el único favor que te pido es poder amarte por toda la eternidad.
Dios mío, aunque mi lengua no pueda repetir constantemente ‘te amo’,
deseo que mi corazón lo diga con cada uno de mis latidos.
Amén.