En la Basílica María Auxiliadora, gestionada por la Congregación Salesiana del Perú, nos inspiramos en los testimonios de fe y santidad que enriquecen nuestra tradición católica. Uno de esos testimonios es el de Alejandrina da Costa, una mujer cuyo profundo amor y devoción por la Eucaristía la llevaron a vivir una vida extraordinaria de fe y sacrificio. En esta publicación, exploramos la vida de Alejandrina y su increíble testimonio de fe, esperando que inspire a nuestros feligreses a profundizar su amor por la Eucaristía y su compromiso con Dios.
Un Comienzo Humilde
Alejandrina da Costa nació en Balasar, Portugal, en 1904. Desde su niñez, Alejandrina mostró una gran devoción religiosa. Sin embargo, su vida cambió drásticamente a la edad de 14 años cuando sufrió un grave accidente que la dejó paralítica. A pesar de su condición, Alejandrina nunca perdió su fe. Al contrario, su sufrimiento físico la llevó a una vida de intensa oración y unión con Dios.
Una Vida de Sufrimiento y Santidad
A lo largo de los años, Alejandrina experimentó un sufrimiento constante debido a su parálisis. Sin embargo, aceptó su dolor con gran paciencia y ofreció sus sufrimientos por la conversión de los pecadores y la salvación de las almas. Este ofrecimiento voluntario de su sufrimiento como un acto de amor y sacrificio se convirtió en el centro de su vida espiritual.
Vivir de la Eucaristía
Lo más asombroso de la vida de Alejandrina fue su experiencia eucarística. Durante los últimos 13 años de su vida, Alejandrina vivió únicamente de la Eucaristía, sin necesidad de alimento físico. Este fenómeno, que fue estudiado y confirmado por la Iglesia, es un testimonio poderoso del poder de la Eucaristía y de la profunda unión que Alejandrina tenía con Cristo.
El Mensaje de Alejandrina
Alejandrina da Costa fue una mística cuya vida fue un testimonio viviente de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Su mensaje principal era el amor incondicional a Jesús y la importancia de la Eucaristía en la vida cristiana. Alejandrina creía que la Eucaristía era el alimento del alma y la fuente de toda fuerza espiritual. Su vida nos recuerda que, a través de la Eucaristía, podemos encontrar consuelo, fortaleza y esperanza en medio del sufrimiento.
Reconocimiento y Beatificación
La vida y los milagros de Alejandrina no pasaron desapercibidos. En 1996, fue beatificada por el Papa Juan Pablo II, quien reconoció su vida de santidad y su testimonio de amor eucarístico. Su beatificación fue un reconocimiento oficial de la Iglesia de su extraordinaria vida de fe y su devoción a la Eucaristía.
Inspiración para Nuestra Vida de Fe
El testimonio de Alejandrina da Costa es una poderosa inspiración para todos nosotros. Nos invita a profundizar nuestra devoción a la Eucaristía y a ofrecer nuestras propias pruebas y sufrimientos como actos de amor y sacrificio. En la Basílica María Auxiliadora, animamos a nuestros feligreses a seguir el ejemplo de Alejandrina, buscando en la Eucaristía la fuerza y el consuelo necesarios para enfrentar los desafíos de la vida.
Conclusión
Alejandrina da Costa vivió una vida extraordinaria de sufrimiento y santidad, mostrando al mundo el poder transformador de la Eucaristía. Su devoción y amor por Cristo son un ejemplo brillante para todos nosotros. En la Basílica María Auxiliadora, continuamos celebrando su vida y su testimonio, inspirándonos en su ejemplo para profundizar nuestra propia fe y devoción eucarística.