Hoy, 31 de mayo, conmemoramos con alegría en el Perú la fiesta de la Visitación de la Virgen María a su prima Isabel, un momento lleno de significado en la vida de nuestra Madre y de la Iglesia.
Esta festividad marca el cierre del mes de mayo, un tiempo especialmente dedicado a la Virgen María, nuestra Madre del Cielo y Auxiliadora. Durante este mes, hemos experimentado la alegría de la Pascua, honrado a la Virgen en su advocación de Nuestra Señora de Fátima, y celebrado junto a ella la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. A lo largo de este tiempo, hemos rezado el Rosario, entonado letanías y elevado oraciones frente a su santa imagen, todo con el propósito de acercarnos más a ella y fortalecer nuestra fe. María, como siempre, ha estado presente, guiándonos y educándonos en el amor de Dios.
Conociendo a Nuestra Madre, María Auxiliadora
La fiesta de la Visitación es una invitación a contemplar a la Virgen María, la Madre de Dios, en su rol de servicio y amor generoso. María, al enterarse del embarazo de su prima Isabel, a pesar de su avanzada edad, no dudó en ponerse en marcha para asistirla. Este acto desinteresado y humilde es una prueba del amor de María y de su constante disposición para ayudar a los demás.
María Auxiliadora, patrona de los Salesianos y de todos nosotros, nos muestra que el verdadero amor se manifiesta en el servicio. Ella no se encerró en sí misma, sino que salió al encuentro de Isabel, dispuesta a colaborar en las tareas del hogar y a brindar su apoyo sin esperar nada a cambio.
María Visita Nuestro Corazón
Según el Evangelio, el ángel Gabriel anunció a María que sería la Madre de Jesús, el Redentor del mundo, y también le reveló que su prima Isabel estaba encinta. En respuesta, María se apresuró a visitar a Isabel, permaneciendo con ella durante tres meses. Este gesto nos recuerda que María, como madre, ama a cada uno de nosotros de manera particular y nunca nos abandona, tal como lo demostró al pie de la cruz en el Calvario (cf. Jn 19, 26-27).
Siguiendo el ejemplo de María, nosotros también estamos llamados a salir al encuentro del prójimo, llevando a Jesús en nuestro corazón. No perdamos la esperanza, ya que María, la Auxiliadora, está siempre dispuesta a ayudarnos a tener a Jesús en nuestras vidas. Llámala con confianza y recíbela en tu hogar. Una madre como ella nunca nos negará su amor y apoyo.
María, Maestra de Oración
Además de enseñarnos a servir, María también nos invita a la oración. De la Visitación surgen dos oraciones fundamentales: la segunda parte del Avemaría y el Magníficat. Cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, y ella, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!» (cf. Lc 1, 39-56).
María, sierva del Señor, respondió alabando a Dios: «Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador» (Lc 1, 47-48).
María, Canal de la Gracia
San Bernardo de Claraval nos recuerda que María es un «canal inmenso» a través del cual Dios nos envía innumerables gracias y bendiciones. Al celebrar la Visitación, renovemos nuestra confianza en María Auxiliadora y pidamos su intercesión para que nos guíe siempre en nuestro camino de fe.
En este día especial, recordemos que María, nuestra Madre y Auxiliadora, está siempre dispuesta a escucharnos y ayudarnos. ¡Viva María Auxiliadora, madre de todos los peruanos!