Mensaje del Papa León XIV en la clausura del Jubileo de los Jóvenes
Durante la multitudinaria Misa de clausura del Jubileo de los Jóvenes, celebrada en la explanada de Tor Vergata ante más de un millón de jóvenes, el Papa León XIV destacó que el sentido pleno de la vida no reside en lo que acumulamos o poseemos, sino en lo que sabemos recibir y compartir con alegría. En un ambiente festivo, con presencia de más de 7.000 sacerdotes y 450 obispos de todo el mundo, el Pontífice invitó a los jóvenes a vivir según el amor derramado por Dios en nuestros corazones.
Fragilidad y sentido de vida
El Papa subrayó que la fragilidad humana no es una debilidad que deba ocultarse, sino una realidad esencial. No fuimos creados para una existencia estática y sin riesgos, sino para una vida dinámica, que se transforma continuamente mediante el amor y el don de sí. A través de referencias bíblicas como el Qoelet y el Salmo 90, recordó que todo en esta vida es pasajero, pero que precisamente allí reside su belleza: en la posibilidad de renovarnos desde nuestras debilidades.
Una fe que se comparte
León XIV señaló que la felicidad no se encuentra en el consumo ni en la acumulación de bienes, sino en abrir el corazón a Dios y a los demás. Solo aquello que nos une en caridad tiene verdadero valor. La esperanza, dijo, no será defraudada, pues Dios ha infundido su amor en nosotros por medio del Espíritu Santo.
Llamado a la santidad
Dirigiéndose a los jóvenes, los animó a aspirar a la grandeza espiritual, a la santidad en su día a día, tomando como ejemplo a los beatos Pier Giorgio Frassati y Carlo Acutis. Invitó a cultivar la relación con Cristo mediante la oración, la confesión, la Eucaristía y la caridad generosa.
Cristo transforma la existencia
El Papa aseguró que es el encuentro con Jesús Resucitado lo que renueva el corazón y da luz a nuestros deseos. Frente a la tentación de buscar satisfacción en cosas que no llenan, los exhortó a escuchar esa sed interior que sólo Dios puede saciar. La vida cristiana es una respuesta a ese llamado profundo hacia algo más grande, más verdadero.
Dios llama desde lo profundo
Escuchar a Dios es permitirle entrar en el corazón y caminar con Él hacia lo eterno. Citando a San Agustín, el Papa recordó que nuestra esperanza no está en las cosas materiales, sino en Aquel que las creó. Cristo, afirmó, es quien da propósito a la vida y despierta en nosotros el deseo de transformar el mundo.
Caminar juntos con María
Finalmente, León XIV encomendó a los jóvenes a la Virgen María, modelo de esperanza, para que los acompañe en sus caminos al regresar a sus países. Les animó a vivir su fe con alegría y a ser testigos del Evangelio dondequiera que estén. Con afecto, concluyó su mensaje deseándoles: “¡Buen camino!”