Vatican News
El domingo 30 de junio de 2024 se celebra la Jornada de la Caridad del Papa: gracias al apoyo de los fieles, el Santo Padre podrá estar concretamente cerca de quienes pasan dificultades en cualquier parte del mundo.
Es una oportunidad para ayudar al Papa a acercarse aún más a todos, especialmente a los que sufren. La Jornada de la Caridad del Papa, que se celebra el domingo 30 de junio, ofrece a las comunidades de todo el mundo la posibilidad de hacer donativos al Óbolo de San Pedro y apoyar así la misión del Obispo de Roma. Una misión de paz, caridad y cercanía a los que están en dificultad.
Con una donación, que puede realizarse tanto en este día especial como en cualquier otro día del año, cualquiera puede colaborar activamente en la misión universal de Francisco, nunca más necesaria que hoy en un mundo devastado por las guerras, la carrera armamentística, la injusticia, el sufrimiento de tantos pobres y los atentados contra la sacralidad de la vida humana y la dignidad de la persona. Gracias a las actividades de servicio llevadas a cabo por los dicasterios de la Santa Sede que le asisten cotidianamente, el Papa hace llegar su voz a tantas situaciones difíciles. Apoya obras de caridad en favor de personas y familias en dificultad, ayuda a las poblaciones afectadas por catástrofes naturales y guerras.
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El mensaje del Sucesor de Pedro es un mensaje universal que brota del Evangelio, y para llegar a todos necesita el apoyo de todos y cada uno de nosotros. Por eso, ayuda al Papa a ayudar, ofrece tu contribución para colaborar con su misión, haz posible que esté cerca de todas las periferias geográficas y existenciales, coopera para llevar su mensaje y su voz profética a todo el mundo, apoya su incansable acción en favor de la paz y la fraternidad.
El Óbolo de San Pedro es una ofrenda que puede ser pequeña, pero que tiene un gran valor simbólico. Es una manera concreta de reforzar nuestro sentido de pertenencia a la Iglesia y nuestro amor al Obispo de Roma, que preside todas las Iglesias de la caridad. Quien hace un donativo no sólo ayuda al Papa a socorrer a los que sufren, sino que participa en su misión de anunciar el Evangelio y coopera en el servicio que el Papa ofrece a las Iglesias locales a través de los dicasterios de la Santa Sede y de la red de sus representantes en el mundo, apoyando la promoción del desarrollo humano integral, la educación, la paz, la justicia y la fraternidad.